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martes, 12 de noviembre de 2024

Puse fe ciega en él...


 Se cayó del pedestal mi santo, se derrumbaron los cimientos que levanté con tanto esfuerzo, de nada sirvieron mis plegarias, ni las horas que pasé clamando que tuviera piedad de mi. 

Se cayo mi santo, nadie lo impuso, yo lo elegí; le atribui una divinidad que no existió jamás, quería que me salvara del abismo que construí a mi alrededor.
Puse fe ciega en él, lo quise ver tan limpio y puro; creí verlo tan perfecto como hecho por el mismo Dios; pasé por alto todos sus defectos, eleve sus pocas virtudes y cuando lo vi caído, ya no supe en que hacer, ni tuve más en que creer.

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